viernes, 23 de noviembre de 2007

Miedo



Miedo de que las hojas rocen mi piel
Porque cuando ellas caigan se llevaran un sollozo de mi alma
Miedo de que tus ojos vean la luz de las estrellas
Porque son muchas y puedes olvidar que cada una es una luz distinta
Miedo de que tus dedos corten una margarita
Porque puedes olvidar que yo soy una
Miedo sentido, miedo olvidado
Miedo que vienes sin saber por qué
Miedo que pasas y te vuelves dulzura
Miedo…miedo de amar otra vez.-


Escrito por ©Ingrid Aravena.-

viernes, 2 de noviembre de 2007

Utopía Universitaria


Sobre la suave luz que inundaba la alameda de árboles con sombras brillosas y oscuras, iba caminando Laura, tras haber salido de su clase de Matemáticas. Eran eso de las seis de la tarde de una primavera soleada y calurosamente agradable. De pronto un sentimiento extraño la embargó. Se quedó inmóvil y comenzó a volar toda su imaginación. Mientras ello ocurría miles de luces incandescentes salieron del suelo, los árboles y las esculturas. En su mente había ocurrido un milagro. A pesar de estar sólo en tercer año de su carrera, comenzó a verse repleta de premios y felicitaciones. Una beca a Estados Unidos fue el máximo reconocimiento que la Universidad del Bío-Bío le había otorgado. Además un viaje a las termas de Chillán para que se fuera muy descansada antes de llegar a Estados Unidos. Por si fuera poco, un pase de locomoción para que viajara gratis por toda la octava región cuando llegara de Estados Unidos y visualizó lo agradable que los choferes se ponían al verla subir a la máquina. Frases como: "pase adelante", "tome asiento señorita" y otras que no lograba entender de tan hermosas. Una multitud de hermosas flores caían a sus pies cuando caminaba por las calles para que sus delicados pies no se dañaran. Además en las noticias sólo habían noticias buenas, llenas de entusiasmo por la vida, generosidad, amor y un equilibrio económico, político y social. No existía la delincuencia, no existía el Transantiago, no había corrupción, no había contaminación. Las personas botaban amablemente los papeles en los basureros de las calles y las estadísticas hablaban de cuanta perfección se había logrado con la unión de los sectores políticos. Las Universidades unidas cooperaban para que en el mundo no existieran las enfermedades terminales y se entendía la muerte como parte de la vida.
De pronto un color negro inundó sus imágenes. No podía salir de allí. Nadaba en un vacío extraordinario del que no podía escapar. Su mente quedó en blanco. De pronto un grito: ¡Laura!, ¡Lauraaaaaaaa!. Sentía que una mano quería sacarle de esa nebulosa en la que estaba envuelta. De pronto abrió los ojos…
Miró a su alrededor. Todo seguía normal. Los autos iban hacia el mismo lugar, la contaminación continuaba, en la vereda del frente un hombre robando una billetera. Miró sus ropas y era la misma Laura de tercer año saliendo de su clase de matemáticas. ¡Laura! exclamó Alberto, ¡olvidaste tus lentes en el pupitre! ¡Oh Gracias! dijo Laura. Al ponérselos, por fin logró ver las cosas como eran realmente. La vida continuaba igual. Esa utopía sin embargo, podría lograrse con su ayuda y con la conciencia que muchos más pudieran tomar gracias a su influencia. Tomó su bolso, caminó hacia el autobús, se despidió de Alberto y se dijo a sí misma ¡Lo voy a lograr!.
Escrito por ©Ingrid Aravena.-